Si te digo que hacer tres mini planificaciones en menos de veinte minutos al día impacta directamente en tu salud mental, en tu sueño y en la reducción de horas de trabajo, ¿no las harías?

Hoy estuve dos horas por la mañana dando vueltas en internet antes de ponerme finalmente a escribir. Al reflexionar sobre mi falta de concentración, me di cuenta de que no dormí bien y tampoco realicé mis rituales habituales de cierre del día de trabajo.

Me lavé la cara y, bueno, me puse a escribir sobre estas herramientas que implemento todos los días: yo las llamo mini planificaciones.

Los 10 minutos los domingos a la noche

Estos 10 minutos, a veces menos, me permite dormir mejor de domingo a lunes y mejoró mucho mi nivel de ansiedad los lunes por la mañana. Cerca de las 19, antes de cenar, me siento a la computadora y repaso mi calendario de la semana que comienza. Reacomodo horarios, me tomo un tiempo para pensar si algo no está contemplado, y suelo terminar anotando pendientes para que no queden en mi cabeza. Esta práctica hizo que no me vaya a acostar pensando en la semana “que se viene”

El repaso de la mañana

Por las mañanas dedico una hora a escribir sobre cualquier cosa. Ya he escrito sobre este hábito y podes leer acá. Sin embargo, siempre dedico unos renglones a lo que debo hacer en el día sí o sí, pero también a pensar en lo que QUIERO hacer. A veces, en ese momento, descarto cosas, filtro y delego. Es mi momento de tener siempre presente mi visión personal y alinearme día a día.

Los 5 minutos al cierre

Al terminar las horas de trabajo siempre hago un ritual de cierre: armar mi agenda del día posterior y volver a organizarla. Estos minutos me dan un panorama de lo que será el día siguiente, puedo tomarme un tiempo para alivianar el día si lo veo muy pesado o de pensar qué hacer en los ratos libres.

En total son unos 10 minutos los domingos y de manera diaria 10 minutos más que tienen impactos positivos tanto en la salud como en la productividad.

¿Lo ves viable?

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