En una juntada con otras colegas CEO nos comenzamos a preguntar cómo planificábamos nuestro año, nuestros meses, nuestras semanas. ¡Qué gracia nos dio entendernos como personas completamente distintas y las diferentes formas que tenemos de liderar nuestros negocios!

Si bien dos o tres podrían considerarse neutrales, la mayoría se posicionaba en uno de estos dos grupos:
- Las planificadoras: todo tiene un plan y un lugar en su calendario. Tienen planificado hasta la cantidad de agua que deben tomar para no deshidratarse según sus actividades diarias. Excel lovers. Todo tiene su número y su progresión semanal. No sólo usan agenda virtual sino también papel. Muchos checklists en su vida diaria.
- Las que fluyen: mientras puedan pagar a sus proveedores está ok, se mueven por el sentimiento, si ganan más OK, si ganan menos tal vez ni se enteran. Se mueven por los sentimientos o lo que creen que deben hacer. Si les hablan de números se marean y pueden llegar a frustrarse.
Una vez identificados estos dos grupos y de compartir nuestras formas de proceder frente a una nueva planificación empezamos a detectar vulnerabilidades que sufría cada uno de estos grupos y también sus fortalezas.
Planificadoras
Fortalezas
Se saben de derecho y de revés cómo funciona su negocio. De memoria sus embudos de ventas como los diferentes números de áreas y saben qué deben mejorar para aumentar la facturación a fin de mes. La principal fortaleza es el conocimiento profundo de su negocio: tener todo bajado a número permite tener una visual amplia sobre el funcionamiento de la empresa; esto facilita la toma de decisiones.
Saben de manera exacta lo que ganan a fin de mes y pueden proyectar cuánto pueden crecer haciendo algunos cambios.
El seguimiento semanal con respecto a los objetivos les va a dar pistas más inmediatas para poder hacer cambios rápidos y no estancarse.
Las pruebas que se hacen en la empresa tienen conclusiones basadas en números y no en sensaciones.
Debilidades
Si hay algo no planificado pueden ahogarse en un vaso de agua. Pueden ser reticentes a ejecutar alguna acción si no está en sus agendas de antemano y esto hace que sea difícil de cambiar la estrategia cuando ya estás transitando el año.
Por lo general, una persona con todo planificado suele ser muy perfeccionista consigo misma y, tal vez, debería ser un poco más suave con su día a día y dejar fluir muchas cosas.
Se suele perder un poco del disfrute en el día a día si el trabajo es mecánico sólo para liquidar un check-list.
Las que no planifican nada
Fortalezas
Hay mucha importancia en el disfrute de lo que hacen. Sin ese disfrute no existiría la empresa. Suelen dar mucha importancia al camino recorrido que a los resultados. Visión de largo plazo que les permite no estar estancadas en lo que tienen que hacer hoy.
Si su empresa tiene varios años en el mercado seguramente sea una empresa próspera.
Debilidades
Les preguntas algo relacionado a performance de campañas, por ejemplo, y pueden tener una idea vaga con respecto a si funcionó o no (lo cual puede ser que sea solo una percepción y no la realidad). Sin estas bajadas numéricas hay información que se pierde: cuánto tengo que invertir para aumentar mi facturación un 20%? cuál es mi profit? cuánto gasto en insumos? Preguntas importantísimas para tomar decisiones pero que pueden no tener respuesta.
Obviamente llegamos a la conclusión que lo importante es el mix entre ambos perfiles: tenemos que tener medido lo que pasa en nuestra empresa para optimizar recursos pero también tener una estrategia anual y después ver si se cumple o no pero también bajar un cambio y disfrutar del camino. Si un día no marco en el celular la cantidad de calorías que ingerí, está todo ok!
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