¿No les pasó alguna vez de sentirse rodeadxs de personas con su vocación marcada desde la niñez y no estar en la misma sintonía?

Personalmente siempre estuve (estoy) en búsqueda de algo que me apasione. Y con “algo” me refiero a todo: trabajos, profesiones, personas, hobbies, deportes, series, libros…
Si me centro en la veta laboral o profesional aún no encontré esa vocación, ese “lo haría gratis porque lo amo” y, realmente, me hubiera gustado haber tenido esa bajada pasional de chica porque habría tenido el camino más marcado, es decir, menos trabajoso: estudiar lo que te apasiona y dedicarte a lo que te apasiona: punto.
Pero no. No siento que en términos laborales pueda encontrar algo que me apasione. Esto no quiere decir que no disfrute o no tenga momentos de disfrute en lo que hago, o que no me guste escribir o que no me guste acompañar a emprendedoras. Todo lo contrario.
Y con este post vengo a intentar proponer que no está mal no llegar al cenit pasional en el trabajo. Uno puede trabajar por distintos motivos y poder generar ciertos momentos de disfrute y buscar sus “pasiones” o “vocaciones” por otros lados.
Martirizarnos por no tener nuestra vocación definida no tiene sentido (mucho menos, martirizar a alguien en sus veintis porque no sabe qué estudiar o a qué dedicarse). Estamos en una sociedad en la que tener todo determinado a corta edad está bien visto y lo contrario se supone en estado de vagancia o de no querer “hacer”.
Una frase que me quedó marcada la saqué de @mujeresquenofuerontapa:
“La vocación no existe, lo que existen son intereses por cosas que a veces nos duran más y a veces menos. Que cambian con nosotras porque estamos vivas y cambiamos de acuerdo a las vivencias que vamos teniendo. No es que tener el mismo interés a lo largo de la vida es una vocación y tener muchos es no tener vocación”.
Instagram de @mujeresquenofuerontapa
A esta frase puedo linkear los conceptos de personas especialistas o generalistas. El que sabe mucho sobre un tema (que puede relacionarse al apasionado por un tema) o el que sabe un poco de todo (el que sigue en la búsqueda y que se interesa por varias cosas a la vez pero no en profundidad).
Es decir…las formas en las que nos atraviesan las cosas con respecto a la pasión o la no pasión sucede porque somos distintxs y está bien que sea así. No todos vamos a poder encontrar una vocación con respecto al trabajo pero sí vamos a poder disfrutar otras cuestiones.
Hace un mes un amigo me dijo: Creo que nunca voy a disfrutar el trabajo, mi sueño es no trabajar. Hace tanto que no escucho esta frase. Todo se ha vuelto como “pre-definido”. Todos tenemos que nacer, jugar, ir al colegio, ir a la facultad, trabajar, ponernos en pareja, tener hijos, envejecer, seguir trabajando, cobrar la jubilación y morir. Y con respecto al trabajo está mal visto que alguien prefiera hacer otra cosa que trabajar. Como cuando en casa me retaban por estar sentada en el sillón haciendo nada: ser una persona productiva siempre, sin importar si estabas de vacaciones.
No somos robots. No hay nada permanente en nuestras vidas (por suerte). Puede ser que las cosas te entusiasmen un tiempo solamente. Puede ser que nada te apasione. Y está ok.
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